La historia del iglú: una casa para el frío extremo

La palabra iglú proviene del Inuktitut, la lengua de los inuit del norte de Canadá, y significa “casa de nieve”. Esta estructura ganó popularidad por su capacidad para mantener a las personas abrigadas en un clima extremadamente frío.

Los iglúes son construcciones que se realizan con bloques de nieve compactada. Son especialmente útiles para los inuit y para otros grupos que viven en el Ártico, ya que protegen del viento y del frío intenso.

La forma del iglú también es importante en su capacidad para mantener el calor adentro. La cúpula es una forma ideal en el frío extremo: el calor en el interior se mantiene en una esfera sin esquinas, que impide que el frío se cuele en algún punto flaco.

Aunque hoy en día existen materiales modernos para construir casas en el frío, el iglú sigue siendo una alternativa interesante en zonas muy remotas. Los inuit, por ejemplo, aún construyen iglúes para acampar en las salidas de pesca en invierno.

En cualquier caso, el iglú es un ejemplo perfecto de cómo la cultura y la adaptación al entorno pueden llegar a generar soluciones tan eficaces, creativas e interesantes como ésta.

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