Si hay algo que nos gusta en invierno, es estar en casa calentitos mientras disfrutamos de un buen plato de comida caliente. Y aunque cada país tiene sus propias tradiciones culinarias, hay algo que nos une en los días más fríos del año: la búsqueda del confort y del sabor.
En países como Alemania, Polonia y República Checa, el frío invita a tomar platos contundentes y llenos de sabor, como los guisos de carne con papas y col, el chucrut y las sopas cremosas con verduras de raíz.
En el norte de Europa, la comida de invierno tiene mucha influencia escandinava, con platos como el glogg, una bebida caliente y especiada con vino y frutas secas, y el gravlax, un delicioso salmón marinado con eneldo y mostaza.
En Asia, los platos de invierno están llenos de carbohidratos y especias reconfortantes, como los noodles japoneses udon y los hot pots coreanos, que se preparan en la mesa en una olla caliente con caldo y diversos ingredientes.
Y en América Latina, los platos de invierno suelen ser muy calóricos y llenos de sabor, como el famoso chocolate caliente mexicano con canela y chile, las empanadas chilenas de carne y cebolla y la sopa paraguaya, una especie de torta salada hecha con harina de maíz, queso y cebolla.
Cada país tiene sus propios secretos y recetas tradicionales para sobrellevar el frío del invierno, pero todos ellos tienen algo en común: la comida es una forma de sentirnos bien, de compartir momentos con nuestros seres queridos y de combatir los días más grises.