La ciencia de los iglús: ¿Cómo pueden ser tan cálidos?

Si alguna vez te encuentras en una región frígida en el mundo, no es raro encontrarse con un iglú. Estas construcciones de hielo hechas por los Inuit pueden ser sorprendentemente cálidas, lo que las convierte en un refugio de invierno atractivo en algunos lugares. Pero, ¿por qué los iglús son tan cálidos?

En realidad, hay una ciencia -y una ingeniería- detrás de la construcción de un iglú que los hace resistentes al frío y sorprendentemente acogedores. La forma en que se construyen los iglús y el material con el que se construyen son los dos factores clave que hacen que los iglús sean tan cálidos.

En primer lugar, la forma de un iglú resulta una de las principales razones por las que estos refugios son tan cálidos. La cúpula que conforma la estructura de un iglú permite que el aire caliente circule eficientemente alrededor del interior. Al igual que una tienda de campaña, el espacio dentro del iglú es limitado, por lo que el calor que generas se acumula en el espacio cerrado, haciendo que el ambiente se caliente.

Otra de las razones por las que los iglús son cálidos es debido al material con el que están construidos: hielo. El hielo es un aislante térmico muy útil. Si has caminado sobre un glaciar, habrás notado como tus zapatos no se enfrían tanto como podrías esperar. El hielo atrapa el aire en su estructura, lo cual evita que el frio penetre. De hecho, la temperatura interior de un iglú hecho de hielo puede llegar a los 16 grados centígrados más cálidos que el ambiente exterior.

En conclusión, la ciencia detrás de los iglús es bastante sorprendente. Estos refugios son emblemáticos en la resistencia a bajas temperaturas y son un ejemplo de la comprensión que tiene la cultura Inuit sobre cómo manejar el clima extremadamente frío. Los iglús son cálidos gracias a la eficiente circulación de aire caliente gracias a la forma de la estructura, así como al aislamiento térmico ofrecido por el material con el que están construidos.

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